jueves, 24 de noviembre de 2022

Marcelo "Cola" Ferreyra, en el recuerdo

Nota extraída de la revista Santiago Guitarra y Copla, creación del Maestro Juan Carlos Carabajal.



Hablar con Elva Jugo significa ingresar a una marca de recuerdos que tiene que ver con un personaje apasionante: su esposo Marcelo Ferreyra, letrista de folkore santiagueño, hombre de la vieja guardia de músicos y artistas, fallecido en julio de 1992.

La notable capacidad de Marcelo como poeta, su gran visión de folklorista y la cantidad enorme de temas que dejó, son, de alguna manera, indicadores de un camino que debieran seguir, en algún momento, los que se dedican a la tarea de la canción.

Elva Jugo fue durante muchos años su compañera, en la vida y en las letras, y tiene la palabra encendida y clara a la hora de evocar al "Cola i'gallo", como se lo conocía a Ferreyra en el ambiente de los músicos. Esta mujer sencilla que es Elva, que habla con voz medida y sin altisonancias, publicó en 1995 a través del sello Phonodisc una grabación homenaje a su esposo. Son 10 canciones (cuyas músicas pertenecen en su mayoría a Elva) que evocan parte de la muy frondosa producción del escritor santiagueño.

Del lúcido recuerdo de Elva sale un concepto como éste: "Marcelo era extraordinario produciendo temas. Veía algo por la calle que le interesaba, un pájaro, una flor... y era como si entrara en otra dimensión. Cuando volvía, ya tenía completo el tema y me lo recitaba. Tenía una memoria y una facilidad increíble para eso"..

El "Cola" era, según evoca Elva, un hombre muy casero que casi no iba a las reuniones. Eran casi siempre infructuosos los pedidos para una fotografía o un reportaje que documentaran su memoria y su obra. No que ría hacerlo. Ella le preguntaba el por qué; él respondía: "no tiene importancia lo mio, no tiene valor".

Pero la obra del "Cola" sí que tenía importancia. Sus temas fueron grabados por primerísimas figuras del canto argentino (Chalchaleros, Manseros Santiagueños, Zamba Quipildor, Cantores del Alba, Los Santiagueños, entre muchos otros), Lo cual confirma la trascendencia que su mismo autor, un hombre solitario y triste, les negaba.

HISTORIA DE AMOR Y DE VIDA

“El venía a mi casa -recuerda Elva - en calle Unzaga, entre Chacabuco y Patagonia, pues era amigo de una de mis hermanas. Curiosamente, allí nunca lo vi, no lo conocí. Estando en Buenos Aires, tras volver de un viaje de Bolivia adonde estuve establecida un tiempo, mis hermanas sugirieron ir a dar un paseo. Yo por entonces atravesaba una fuerte crisis de depresión por la enfermedad de mi padre. Entonces nos encontramos durante ese paseo, de noche y Marcelo se acercó a saludar a mi hermana. Ahí nos conocimos. Luego de esa vez nunca más nos separamos. Fueron 28 años. Finalmente compramos una casa en Glew, un pueblito lindo de la provincia de Buenos Aires, a 39 minutos de Constitución, que es el lugar en que vivo".

MI AMIGO TIENE UNA PENA / SOLEDAD, TIERRA Y QUIMERA / AUSENCIAS DEL PAGO VIEJO AMORES, MADRE, QUERENCIA. / COPLERO DE CIUDAD Y MONTE / DE RAZAS DESHEREDADAS /PERO REVIVE EN TUS CO- PLAS/PUEBLOS, CAMPOS Y TU INFANCIA. / COPLERO DE LOS SILENCIOS / DEL AMOR, ALMA Y VIDALA / CANTANDO TUS DULCES ZAMBAS/VUELVO A MI TIERRA LEJANA./ MARCELO COPLA FERRERYA / SONCOY BU- LIA DE MI PECHO/HOY TE CANTA AGRADE- CIDO ESTE CANTOR SANTIAGUEÑO./

"Coplas para un coplero", de Shalo Leguizamón y Germán Gómez, es una canción dedicada a la figura del poeta santiagueño. Es además una de las obras que inspiró el recuerdo de quien fuera prolífico letrista (oficio que cuenta con prestigiosos nombres: Pablo R. Trullenque, Vicente Castiñeira, y siguen las firmas). "También Felipe Rojas -nos apunta Elva- le escribió un hermoso tema, lo que demuestra el cariño y el afecto con que se lo recuerda".

Pedro Segundo Rojas Cuozzo, historiador de vivencias santiagueñas, también tiene lo suyo para decir acerca de Marcelo Cola i gallo" Ferreyra. "Tenía la mirada puesta en la belleza del cielo santiagueño comienza. Y como una forma de ejemplificar la inventiva de Ferreyra recurre a una anécdota: "en el barrio se ganaba la admiración de todos al hacer letras en forma de parodias en base a canciones conocidas. Luego ingresó en una academia de danzas y se lo distinguia por su elegancia para bailar la zamba. Tengo en el recuerdo noches interminables de amigos, zapateos, guitarra y bombo".

Trasncurre la charla y la palabra bohemio surge casi de manera obvia para describir la personalidad de Marcelo Ferreyra. Casi de manera automática, Elva corrige sobre la marcha...

"... era un bohemio muy pulcro, uno muy especial. A pesar de que parecía jocoso era tímido al extremo. Cuando llegaba a un lugar y no conocía a nadie, pegaba la vuelta y se iba. Tenía una cantidad de amigos que lo querían y lo respetaban.

¿Cuál fue la primera canción que le grabaron a Marcelo?

"Chacarera del finado", por Los Chalchaleros. Marcelo conoció a Ernesto Cabezas en la provincia de Buenos Aires, cerca de Merlo. Marcelo tenía la costumbre de silbar despacio cajonear sobre su pecho. Y Cabezas (que no lo conocía hasta entonces) iba sentado a la par en el tren; lo escucho y de inmediato trabaron amistad. Marcelo le canto la chacarera, Ernesto se entusiasmó llevó la propuesta al conjunto de grabársela. También era amigo de Juan Carlos Saravia.

Otros amigos de Marcelo eran Los Manseros Santiagueños

Los quería mucho a Los Manseros: también era amigo de Zamba Quipildor, que le grabo varios temas. También Mercedes Sosa le grabo una canción: "Cuando muere el angelito". Fue muy amigo de Juan Carlos Aguirre de Los Cantores del Alba. Muchos conjuntos importantes llevaron la poesía de Marcelo a distintos puntos del globo.

Nuevamente el que habla es Pedro Rojas Cuozzo: "otra cualidad de Mercelo  Ferreyra que lo distinguía de los adolescentes del barrio, Cuando digo el barrio me refiero al lugar de reunión, Avenida Roca y calle Catamarca.

Marcelo fue un excelente ejecutante de bombo. En el barrio se comentaba que Los Chalchaleros querían tenerlo para que les tocara el bombo a la usanza salteña. Marcelo no congenio con esa propuesta y no ingreso al conjunto. Después, en su andar con el arte nativo fue desarrollando su vuelo poético y lo demostró con su "Zamba del Cuarto Centenario", que había escrito con motivos de los festejos que se avecinaban por la fundación de nuestra ciudad. Afirmado sobre una pared y cajoneando sobre su pecho con las manos, nos canto la zamba. Las autoridades del Consejo General de Educación oficializaron  la zamba para que fuera enseñada en las escuelas".

En su cotidianeidad matrimonial, Marcelo y Elva Jugo conjugaron dos roles: esposos y creadores. Nos dice que era la cosa más natural, algo que ocurría a diario: "Marcelo hacia una letra y me pregúntala si podía ponerle música. Sucedió con María sin luz y con El niño del pájaro, un tema que hicimos para Hugo Díaz que no se conoció. Con Marcelo escribimos muchas canciones. Después de su muerte hice Alma vidalera, sobre una letra”.

Fuente: Nota extraída de la revista Santiago Guitarra y Copla, creación del Maestro Juan Carlos Carabajal.

No hay comentarios: