viernes, 18 de noviembre de 2022

El ritmo tiene un nombre: Domingo Cura / Prudencia y humildad, condiciones del bombisto

 


La melodía de nuestra música nativa es, en general, fácil y hasta pegadiza Carece de atonalidades y variaciones, como que deriva de la creación popular, que siempre es simple. Pero con el ritmo pasa otra cosa. El ritmo el de las chacareras, el de las zambas, el de las vidalas es un apoyo oscuro, pero real, a veces no demasiado evidente, pero siempre presente. Y para esa condición un poco clandestina, el ritmo no siempre es apreciado como se debe. Es materia para iniciados. Para conocedores. Y para sentidores".

Por ahí escuchamos tocar una chacarera. Un ruidoso bombo le hace el acompañamiento rítmico. Y no es el ritmo de la chacarera. O escuchamos una zamba y el 3 por 4 que la ayuda resulta demasiado apurado o demasiado estridente. Y entonces no es ritmo de zamba. El ritmo impecable, el que se Dos va entrando al corazón como un latido devuelto desde afuera, es el que apenas se escucha, el que da la arquitectura secreta, discreta, de la melodía. Un ritmo como el que hace Domingo Cura.

Hay una clave, naturalmente: Domingo Cura es santiagueño, de la misma ciudad. Y ya se sabe que los santiagueños tienen el ritmo metido en sus huesos, en los secos huesos de Santiago del Estero con que se abonaron los cimientos de tantas ciudades

Ese ritmo les viene misteriosamente de la tierra, el monte, el salitral, el río... Por qué será? Nadie lo sabe. Pero Cura es el bombo caminante de Santiago, Empezó acompañando a un cuñado que no es un cuñado cualquiera porque se llama Hugo Díaz: un monstruo que hace con la armónica lo que no se podría hacer con una orquesta sinfónica. Cura tenía 10 o 12 años y otros tantos su acompañante.

¿Quién le enseñó a tocar el bombo, Domingo?

- Nadie contesta con esa voz humilde, mediterránea, en la que la "ese" santlagueña se pierde detrás de la "e". Nadie le enseñó, O sea, todo se lo enseñó la gente, el ruido, el baile, el canto de los chilicotes, la caída del agua en una piedra... Nadie. Todo le enseñó el ritmo universal.

-Después vinimos a Buenos Aires y yo seguí trabajando con Hugo durante cinco años. Después empecé a grabar acompañando a muchos conjuntos como Las Hermanas Verón, Los Quilla Huasi, Martinez - Ledesma, y prácticamente con todos los folkloristas. Son muy pocos los vocales e instrumentales y los conjuntos que que en algún momento no hayan tenido mi acompañamiento...

-¿Solamente folklore?

-Solamente folklore. Y a veces acompaño otros ritmos -Chico Navarro, por ejemplo, o Palito Ortega, Lucho Gatica, Vicentico Valdés, Nat King Cole. Pero en estos casos uso otros instrumentos de percusión.

¿Qué le resulta más grato acompañar? Folklore u otros ritmos?

-El folklore, por supuesto. Lo hago con más sentimiento. Con el bombo apoyado en la rodilla me siento rey del mundo...

Cuál es el misterio o el secreto del bombo?

Saberle sacar un sonido y matizarlo discretamente, No se trata de tocar fuerte. sino de hacerlo hablar, Y sobre todo, no sentirse más importante que el solista; ayudarlo, apoyarlo, darle los compases y estarle atrás sin molestarlo, pero sin pre- tender aparecer en primer plano,

-Es un oficio de humildad

De prudencia, diría yo. Siempre hay que saber estar en el lugar que corresponde. Pensamos que In deformación profesional que tiene Domingo Cura como la tienen todos los profesionales es precisamente la humildad, la prudencia. Se percibe en su tono de voz, medido, quedado, casi inaudible por veces; en su actitud que es la misma actitud del paisano del interior cuando pide permiso para pasar sin pre- tender atropellar nunca.. Y pensamos que ese oficio de humildad y prudencia sólo puede ser ejercido por quien tenga especialisimas condiciones personales.

¿En qué grabación se sintió usted más importante?

-En la "Misa Criolla". Yo estuve allí a cargo de la percusión. Al lado mío estaban Chango Farías Gómez, Alberto Alcalá, Jorge Padin, José Correales y Alfredo Remus, Yo los dirigía y realmente sentí que ese era el momento más importante de mi vida artística.

-¿Cuál es el mejor baterista contemporáneo argentino?

Jorge Padin; es el más completo.

-¿Qué opina de Chango Parías Gómez en el bombo?

Es extraordinario...

-¿Mejor que usted?

Cura se ríe y piensa un rato. Luego contesta:

-Es el mismo estilo. Los dos sentimos lo mismo. Tocamos diferente en la posición de sostener el instrumento, pero tocamos muy parecido..

Prudencia y humildad: el oficio de Cura salta hasta en las respuestas.

 -¿De qué material tiene que ser el bombo de calidad?

Tronco de ceibo porque la madera terciada no le da el sonido que debe tener: también puede hacer de quebracho blanco, pero a mí me gustan los bombos hechos de ceibo. El cuero puede ser de cabra: puede ser de vaca, pero el cuero de cabra se afina mejor que el otro. Los palos pueden ser de cualquier material; la maza la hago con algodón prensado. Con esos elementos ya se puede decir que el bombo es bueno.

-Pero para que el bombisto sea bueno..

 -Bueno, para eso tiene que gustarle mucho el folklore, sobre todo cuando debe tocar chacareras truncas, que es lo más difícil para acompañar. No cualquiera puede hacerlo. Por ejemplo, Chango Farías Gómez y su hermano Pedro pueden acompañar bien una chacarera trunca; ese muchacho Abalos que acompaña a Alberto Ocampo también es un excelente bombisto. Y Vitillo Abales, el bombisto que más he admirado.

El bombo es un instrumento típicamente folklórico; ¿no es cierto, Cura? ¿No se usa en ningún otro ritmo?

No. Solamente para folclore

-De modo que es un instrumento típicamente nuestro.

Si. Y no solamente nuestro, sino que no lo veo acompañando ningún ritmo extraño.

-Cura, una palabra más: ¿qué está haciendo ahora?

Estoy de percusionista en Canal 11. sigo grabando con muchos artistas, Mercedes Sosa, Jaime Torres, Ariel Ramírez, etc. Actuó en "Poncho Verde". Y así andamos.

 -¿Gana bien?

Gana bien, No hace falta que la prudencia y la humildad de Cura nos lo digan. Es un gran artista, atrás de su que su humilde hay instrumento. Y hay que pagarlo bien. Porque en la Argentina, cuando se escucha un bombo diciendo su parte desde atrás, sin bambolla, sin alharaca, haciendo su papel Justo y precisa, calentando el alma maravillosamente, podemos afirmar sin temor de equivocarnos que ese es Domingo Cura.

Publicada originalmente en Revista Folklore el 2/05/1968


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