La
melodía de nuestra música nativa es, en general, fácil y hasta pegadiza Carece
de atonalidades y variaciones, como que deriva de la creación popular, que
siempre es simple. Pero con el ritmo pasa otra cosa. El ritmo el de las
chacareras, el de las zambas, el de las vidalas es un apoyo oscuro, pero real,
a veces no demasiado evidente, pero siempre presente. Y para esa condición un
poco clandestina, el ritmo no siempre es apreciado como se debe. Es materia
para iniciados. Para conocedores. Y para sentidores".
Por
ahí escuchamos tocar una chacarera. Un ruidoso bombo le hace el acompañamiento
rítmico. Y no es el ritmo de la chacarera. O escuchamos una zamba y el 3 por 4
que la ayuda resulta demasiado apurado o demasiado estridente. Y entonces no es
ritmo de zamba. El ritmo impecable, el que se Dos va entrando al corazón como
un latido devuelto desde afuera, es el que apenas se escucha, el que da la
arquitectura secreta, discreta, de la melodía. Un ritmo como el que hace
Domingo Cura.
Hay
una clave, naturalmente: Domingo Cura es santiagueño, de la misma ciudad. Y ya
se sabe que los santiagueños tienen el ritmo metido en sus huesos, en los secos
huesos de Santiago del Estero con que se abonaron los cimientos de tantas
ciudades
Ese
ritmo les viene misteriosamente de la tierra, el monte, el salitral, el río...
Por qué será? Nadie lo sabe. Pero Cura es el bombo caminante de Santiago,
Empezó acompañando a un cuñado que no es un cuñado cualquiera porque se llama
Hugo Díaz: un monstruo que hace con la armónica lo que no se podría hacer con
una orquesta sinfónica. Cura tenía 10 o 12 años y otros tantos su acompañante.
¿Quién
le enseñó a tocar el bombo, Domingo?
-
Nadie contesta con esa voz humilde, mediterránea, en la que la "ese"
santlagueña se pierde detrás de la "e". Nadie le enseñó, O sea, todo
se lo enseñó la gente, el ruido, el baile, el canto de los chilicotes, la caída
del agua en una piedra... Nadie. Todo le enseñó el ritmo universal.
-Después
vinimos a Buenos Aires y yo seguí trabajando con Hugo durante cinco años.
Después empecé a grabar acompañando a muchos conjuntos como Las Hermanas Verón,
Los Quilla Huasi, Martinez - Ledesma, y prácticamente con todos los
folkloristas. Son muy pocos los vocales e instrumentales y los conjuntos que
que en algún momento no hayan tenido mi acompañamiento...
-¿Solamente
folklore?
-Solamente
folklore. Y a veces acompaño otros ritmos -Chico Navarro, por ejemplo, o Palito
Ortega, Lucho Gatica, Vicentico Valdés, Nat King Cole. Pero en estos casos uso
otros instrumentos de percusión.
¿Qué
le resulta más grato acompañar? Folklore u otros ritmos?
-El
folklore, por supuesto. Lo hago con más sentimiento. Con el bombo apoyado en la
rodilla me siento rey del mundo...
Cuál
es el misterio o el secreto del bombo?
Saberle
sacar un sonido y matizarlo discretamente, No se trata de tocar fuerte. sino de
hacerlo hablar, Y sobre todo, no sentirse más importante que el solista;
ayudarlo, apoyarlo, darle los compases y estarle atrás sin molestarlo, pero sin
pre- tender aparecer en primer plano,
-Es
un oficio de humildad
De
prudencia, diría yo. Siempre hay que saber estar en el lugar que corresponde.
Pensamos que In deformación profesional que tiene Domingo Cura como la tienen
todos los profesionales es precisamente la humildad, la prudencia. Se percibe
en su tono de voz, medido, quedado, casi inaudible por veces; en su actitud que
es la misma actitud del paisano del interior cuando pide permiso para pasar sin
pre- tender atropellar nunca.. Y pensamos que ese oficio de humildad y
prudencia sólo puede ser ejercido por quien tenga especialisimas condiciones
personales.
¿En
qué grabación se sintió usted más importante?
-En
la "Misa Criolla". Yo estuve allí a cargo de la percusión. Al lado
mío estaban Chango Farías Gómez, Alberto Alcalá, Jorge Padin, José Correales y
Alfredo Remus, Yo los dirigía y realmente sentí que ese era el momento más
importante de mi vida artística.
-¿Cuál
es el mejor baterista contemporáneo argentino?
Jorge
Padin; es el más completo.
-¿Qué
opina de Chango Parías Gómez en el bombo?
Es
extraordinario...
-¿Mejor
que usted?
Cura
se ríe y piensa un rato. Luego contesta:
-Es
el mismo estilo. Los dos sentimos lo mismo. Tocamos diferente en la posición de
sostener el instrumento, pero tocamos muy parecido..
Prudencia
y humildad: el oficio de Cura salta hasta en las respuestas.
-¿De
qué material tiene que ser el bombo de calidad?
Tronco
de ceibo porque la madera terciada no le da el sonido que debe tener: también
puede hacer de quebracho blanco, pero a mí me gustan los bombos hechos de
ceibo. El cuero puede ser de cabra: puede ser de vaca, pero el cuero de cabra
se afina mejor que el otro. Los palos pueden ser de cualquier material; la maza
la hago con algodón prensado. Con esos elementos ya se puede decir que el bombo
es bueno.
-Pero
para que el bombisto sea bueno..
-Bueno,
para eso tiene que gustarle mucho el folklore, sobre todo cuando debe tocar
chacareras truncas, que es lo más difícil para acompañar. No cualquiera puede
hacerlo. Por ejemplo, Chango Farías Gómez y su hermano Pedro pueden acompañar
bien una chacarera trunca; ese muchacho Abalos que acompaña a Alberto Ocampo
también es un excelente bombisto. Y Vitillo Abales, el bombisto que más he
admirado.
El
bombo es un instrumento típicamente folklórico; ¿no es cierto, Cura? ¿No se usa
en ningún otro ritmo?
No.
Solamente para folclore
-De
modo que es un instrumento típicamente nuestro.
Si.
Y no solamente nuestro, sino que no lo veo acompañando ningún ritmo extraño.
-Cura,
una palabra más: ¿qué está haciendo ahora?
Estoy
de percusionista en Canal 11. sigo grabando con muchos artistas, Mercedes Sosa,
Jaime Torres, Ariel Ramírez, etc. Actuó en "Poncho Verde". Y así
andamos.
-¿Gana
bien?
Gana
bien, No hace falta que la prudencia y la humildad de Cura nos lo digan. Es un
gran artista, atrás de su que su humilde hay instrumento. Y hay que pagarlo
bien. Porque en la Argentina, cuando se escucha un bombo diciendo su parte
desde atrás, sin bambolla, sin alharaca, haciendo su papel Justo y precisa,
calentando el alma maravillosamente, podemos afirmar sin temor de equivocarnos
que ese es Domingo Cura.
Publicada
originalmente en Revista Folklore el 2/05/1968